“Con 26 años y sin marido, sin hijos, ni siquiera novio! Para que tener este puesto de trabajo tan prestigioso y el apartamento tan lujoso, si estoy tan vieja! Ya no tendré familia, es demasiado tarde…” El día cuando este pensamiento me lleno a 100%, tome la decisión de marcharme a vivir al lado del mar para disfrutar de la naturaleza y de mí misma. En dos días dejé el trabajo, compré un billete solo de ida y me fui a otro país.
Claro que me rio ahora de aquel pensamiento. Desde entonces pasaron años llenos de fantásticas experiencias, objetivos alcanzados y momentos maravillosos. Aquella decisión cambió mi vida para siempre. Sobre todo, porque comprendí que puedo hacer y rehacer mi vida como quiero y cuando quiero.
¡Siempre estamos a tiempo!
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